Hace poco empecé a interesarme por saber más acerca de los valores éticos y morales que regían la sociedad incaica pre colombina, y en especial alrededor de la sexualidad y el sexo. Una de las figuras que encontré en la historia a través de estas lecturas fue la de las Pampayrunas, el nombre por el cuál se conocía a las prostitutas de la época, las cuales eran forzadas por el Inca y convertidas en esclavas sexuales. Se sabe que las Pampayrunas debían seguir ciertas reglas, por ejemplo, no podían casarse sin el conocimiento y consentimiento del Inca. La desobediencia de estas normas condenaba a estas mujeres a ser rapadas públicamente, pero el castigo no sólo se limitaba a ellas. A los varones casados que intimaban con ellas, se les castigaba con amarrarlos de pies y manos para luego ser juzgados por los parientes de sus esposas. La humillación pública a causa de un placer//afección impuro e imposible y su juzgamiento impuesto por altos mandos libertinos, tan hipócritas, que al mismo tiempo predicaban la monogamia y la moralidad entre sus súbditos. Esto me interesó, al poder conectar ciertas crónicas con la historia del castigo público en la época colonial en el Perú y la vigilancia de la sexualidad en el “Nuevo Mundo” a cargo de la inquisición española.

Se sabe también que las Pampayrunas recibían pago a través del trueque, y que algunas veces los pagos se realizaban al intercambiar animales a cambio de sus servicios sexuales. Y es aquí cuando me gustaría invitar una semi-ficción, yo creo que el Guanaco pudo ser uno de esos animales de trueque. Y aunque esto hubiera sido casi “imposible” por varias razones; el Guanaco nunca fue domesticado, fue considerado un animal con carácter real y de alto valor comercial, creo que vale la pena interactuar malcriadamente con la historia al asociar relatos históricos de las Pampayrunas y el Guanaco, aparentemente inconcebibles. Los incas creían que el Guanaco así como la Vicuña era una restauración de una doncella que recibió una capa hecha de oro, nada más alejado de la propia realidad de las Pampayrunas, que de doncellas, en los ojos del Inca y el pueblo, no tenían nada. Sin embargo, quise entretener esa posibilidad a través de mutar parte de la historia por un momento, de modificar temporalmente símbolos y lógicas de poder de aquel tiempo.

Y es que tanto las Pampayrunas como el Guanaco fueron ambxs rapados durante la época incaica, aunque por distintas razones claramente. Las Pampayrunas por su desobediencia de las leyes, y los Guanacos por el calor que proveía su pelaje. Es interesante reflexionar sobre las asociaciones atípicas que podríamos hacer entre el – calor sexual y humano – que buscaban los hombres en las Pampayrunas y el valor comercial que el pelaje del Guanaco – el abrigo y el calor – tenía en épocas del imperio. Además, el Guanaco era consumido por su exquisita carne y aquello nos puede dar pie para reflexionar sobre los deseos viscerales interespecie de nuestros antepasados en relación al mundo animal. Y aún más importante, como otros tipos de deseos viscerales aunque de distinto calor se encontraban en la sociedad de la época, cuando los “clientes” de las Pampayrunas encontraban en sus “carnes” el camino para saciar sus apetitos sexuales.

Estas breves especulaciones y ejercicios semi-ficticios me llevarón a usar el más reciente mapa de prostitución del cercado de Lima como punto de partida para generar la ‘Constelación del Guanaco’; al unir los puntos y áreas de congregación de los grupos de trabajadorxs sexuales en la ciudad de Lima, tratando de conectar estas reflexiones con un mapeo contemporáneo de esta actividad sexual en la capital. Buscando fomentar lecturas atípicas sobre una parte de la historia de la esclavitud, el castigo, el trabajo sexual, y la sexualidad en nuestro país. Estas lecturas nos pueden ayudar a revelar la interconexión de nuestras luchas colectivas y las posibilidades que la solidaridad ofrece para un futuro despenalizado.

Mapa sacado del blog Travitas Peru